
Ante sucesos mediáticos como éste, se realizan todo tipo de manifestaciones, convocatorias por radio, tv, facebook, twitter y cuanta red social exista. Está bien, pero... ¿Y los secuestrados por el hambre, el frío y la marginalidad?
Estas personas que amanecen frente a nuestros ojos día a día tirados al azar de su suerte por las calles mendigando para vivir un día más también necesitan JUSTICIA. Casi nadie se conmueve ni se acuerda de ellos para exigir solución a sus problemas.
Aquí es donde la interrogante surge nuevamente. ¿Justicia para quién exigimos? Los olvidados también la necesitan, los marginados también merecen atención. No es necesario que se susciten secuestros para darnos cuenta de la situación en la que está sumergido nuestro país, basta con mirar la realidad en la esquina de nuestras casas y NO IGNORARLA.
Anhelo, que nuestra sociedad exija seguridad, y esté comprometida con nuestro futuro al ver a un niño mendigando por la calle, una cultura de equidad e igualdad en el tejido social al ver a tantos nativos que usan las veredas como sus camas, el cielo como su techo.
Aclaro, no estoy en contra de la movilización ciudadana que originó el citado secuestro, excelente por la organización. Pero es comparable con anotar un gol en offside, no sirve más que para las estadísticas.
Si pretendemos luchar por un Paraguay más JUSTO, empecemos por las calles. Luchar por los ideales, empieza por la realidad.
Sería bello ver también cintas blancas y calcomanías por vehículos como una manera de solidarizarse con los niños de la calle.
Pero bueno, hoy, todos somos Dalia porque “Necesitamos que todos los paraguayos estemos comprometidos y unidos en contra de la violencia y los secuestros, en pos de un país más JUSTO” puntualizaría ABC.
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