Tú que cargabas con este cuerpo entre tus brazos,
Que acobijabas con tu inmenso amor mi inocencia,
A pasos de gigantes me diste confianza en mí mismo,
Como aquel día que dejaste de sostener mis brazos
Para dar mis primeros pasos sin el sostén de tus manos.
Desde siempre, tú.
El verde prado que me enseñaste una mañana,
La sensación del rocío en mis pies desprotegidos,
Las conversaciones inconfundibles observando el amanecer,
Detrás de un rebaño de sentimientos, me guiaste a caminar.
Desde siempre tú.
Los primeros días de escuela y colegio
Empapados en el recuerdo,
Con tus consejos de un ayer pero indelebles al tiempo,
Para mis días grises, tus palabras de ánimo,
Tus verdades, siempre llegan a mi corazón.
La serenidad para la tempestad, la luz para la oscuridad.
Desde siempre, tú.
Hoy, valorando día a día tu presencia,
Pensando que el reloj de arena no da tregua ni espera,
Disfrutando del camino hasta que el destino diga basta,
Hoy te digo, ¡TE AMO PAPA!
Desde siempre y para siempre tú, papá.
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