
He dibujado un paisaje sin color, un cielo gris, un sol opaco, una luna radiante de nada. La mente el único bizarro, la voz sumisa del silencio, la esperanza aliada de la represión. Todos somos parte del todo, el todo parte de nada.
La calma que antecede a la tormenta, el sonido mudo del majestuoso mar, una visión lejana y cansada, la sensación cada vez más aguda, sensible. Esperando lo inesperado, el miedo dueño de la situación, las manecillas del reloj golpeando las puertas del silencio.
Una historia sin grandeza, una fantasía rebosante. Una vida en condominio, alertas, decisiones, chantajes, todo forma parte del paisaje sin color. La opresión del corazón, la libertad de la mente, el paso del puedo al querer, acorralados bajo un mismo cielo, el gris bajo el opaco sol.
Un hombre caminando bajo el infinito cielo, un confuso camino, que aunque sea el correcto, sin actitud lo llevará a la nada. Las hojas secas de los árboles huyendo de la alteza al suelo, golpeando con su frágil estructura la "suciedad" del piso de la sociedad.
Una figura estática, creaciones sin dinamismo, el sonido mudo de los gritos del alma adornan una casa inhabitada en el medio del todo, que sin la calidez de Eva nada cambiará. Se observa un crimen resuelto, el juez ha desistido de sentencia sin fijar la mirada atrás, el hombre abandona el lugar con la mirada al suelo, su conciencia, la peor condena de todas.
Nada se rige por la lógica, las improvisaciones están a la orden del día, el corazón ebrio la mente sobria toman decisiones rígidas que ni el tiempo gris cambiará.
Un mundo sin fronteras, personalidad sin barreras, mente liberal, corazón libre pero sujeta a sentimientos y sufrimientos, todo forma parte del paisaje sin color. La fuerza del reprimido, la debilidad del autoritario ambos observando la obra de arte abrazada de contrastes y brillos del sol de un ayer.
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