
Cuando el capricho llama al corazón de esa dama, no hay distancia que pueda impedir satisfacerla, su boca prueba el sabor de la sal del mar, derramadas por incipientes deseos de no continuar.
La oscuridad de la noche abraza su sereno corazón, el silencio entre tanto desorden, la soledad entre tanta gente, el abrazo cálido de la solidaria amistad sostienen esas ganas de huir a ninguna parte.
El público, compuesto por expectantes personas extrañas, observan el distorsionado mundo de la desilusión, no entenderán ni mucho menos comprenderán.
Perdida la vista en lo claroscuro de la noche, se observa una hoja que cae de lo alto de un árbol, sentenciada a vivir lejos de aquello a quién un día tan fuertemente estuvo aferrada, es el mundo, es la vida, es la realidad.
Pero sin olvidar que los sueños renacen como los amaneceres que guían el camino a seguir, pero sin la decisión de llegar a algún lugar por parte de Eva, no importa hacia donde se dirija, todo sendero guía a ninguna parte.
Abraza la almohada con el rostro empapado de desesperanzas esperando que el sueño sea mejor que la realidad, consuelo inútil. La herida de ese dia, no la deja dormir.
Sus pies sumergidos en agua, su rostro acariciado por el viento, va observando el infinito cielo azul, sintiendo la calidez del sol en la piel, tan solo un deseo persiste, que el tiempo actúe de oficio y los sueños olvidados de amar vuelvan a ser recordados.
Un futuro incierto, los artistas no renuncian, una obra de arte no tiene fin, el óleo de este paisaje, la técnica pictórica puede renovarse, es impredecible.
El silencio puede ser más efectivo que mil voces de realidad distorsionada, no intercambiar verdaderas lágrimas por falsas sonrisas, todo tiene su fin, su proceso. El tiempo traerá la recompensa a ésta decisión.
Testigo casual de un momento de fragilidad, de instante inmortal, nuevos aprendizajes le llegarán.
Testigo casual de un momento de fragilidad, de instante inmortal, nuevos aprendizajes le llegarán.
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